domingo, 7 de noviembre de 2010

Bienvenidos



A inicios de los años 90, los gobiernos de la Concertación comenzaron la labor post dictadura; lo que incluía, entre otras metas, reconstruir el tejido social perdido. Una de las aristas más importantes en esa tarea consiste en acortar el déficit habitacional en el que nos encontrábamos.

Llenos de ilusión esperábamos el advenimiento de un gran arco iris que resplandecería para todos. Sin embargo, pronto nos comenzaríamos a enterar de las casas Copeva, casas Chubi, en Concepción del barrio modelos, constructora Bilbao, Juan Pablo Segundo y sus inundaciones, entre muchas otras. Pero eso no es todo, desde este 27 de febrero de 2010, se ha sumado población de Miraflores en Lorenzo arenas y al lado del Bío Bío.

Esta población fue construida en 1990 con los mismos estándares de calidad que se hicieran luego más famosos en otras poblaciones más mediáticas. Esto es, edificar donde sea y como sea.

El terremoto dejó al descubierto dos verdades dolorosas pero inevitables. Primero, el 8.8 les reveló que sus pequeñas casas de menos de 50 metros cuadrados están construidas en un terreno sospechosamente móvil. Muchas de sus viviendas se partieron o agrietaron y, en segundo lugar, a diferencia de los anteriores años, la población se inundó. Con el agua en pleno comedor, descubrieron con espanto que el blando terreno se reacomodó y comenzaron a vivir en la psicosis de la próxima lluvia. Sus frontis tienen ahora una decoración no tradicional que se hizo ya parte del paisaje, sacos de arena son su único y precario seguro para cuando el agua quiera volver a recuperar sus tierras.

Y de subsidios y apoyos no conversemos. Autoridades no han faltado, promesas menos, pero la realidad ha sido más fuerte que lo que se logre inventar para defender un sistema donde el mercado manda; donde moros y cristianos, izquierdas y derechas sólo bailan al ritmo que este toque.

Frente a esto y a pesar del miedo, hay vecinos que se han atrevido a sacar la voz.

Nicanor Parra dice que Chile pretende ser un País, pero no pasa de ser un paisaje y, claro, un país es un yo colectivo que camina hacia metas justas y buenas para todos. Pero acá tenemos dos esquizofrénicos “yo” que piensan y hablan por separado. Uno es el de los pocos privilegiados que comen , viven , se educan y se sanan con niveles europeos y otros los del Chile aterrorizado, desinformado, acorralado sin educación ni vivienda de calidad, y endeudado en las nuevas y modernas pulperías que ahora llaman grandes tiendas.

Pero por un segundo y solo por un segundo, tome aire, cierre los ojos y póngase en los zapatos del otro. Qué pasará el próximo invierno cuando esta mujer mire la nube negra que se le avecina, cierre puertas y ventanas y se vaya a dormir sin saber si la tragedia la despertara desde el suelo con el agua que sube como serpiente envolviéndole los pies o por arriba con un techo que se le viene encima y la cubre al igual que esa misma noche larga y oscura.